miércoles, 21 de mayo de 2014

Espinas y cactáceas


Las hojas modificadas, mejor conocidas como espinas, son uno de los aspectos más distintivos y sobresaliente para la mayoría de las especies pertenecientes a la familia Cactaceae. 

     Las espinas se originan en las areolas de los cactus, que son regiones meristemáticas (sitios con crecimiento celular activo), estas regiones son claramente visibles y tienen generalmente colores claros, en la siguiente imagen se ilustra un ejemplo de lo anterior en la especie Ferocactus glaucescens.


Las areolas de los cactus son regiones meristemáticas de donde surgen las espinas.

     Las espinas presentan diferentes formas y tamaños que pueden ser desde finas como agujas, hasta muy gruesas, cilíndricas, aplanadas, rectas, curvas o retorcidas, sus tamaños también son muy variables las cuales van desde 1 mm de longitud hasta los 30 cm. En la siguiente imagen se ilustran las diferentes formas que pueden tener las espinas de los cactus.

Formas de las espinas de los cactus.


     Algunas espinas están cubiertas por una vaina papirácea, completa o incompleta, de origen epidermico (e.g. Cylindropuntia tunicata).

Cylindropuntia tunicata presenta espinas con vaina papirácea.
     Algunas especies, como el caso del peyote (Lophophora williamsii) carecen de espinas en las areolas, mientras que en otras como las especies de opuntias (nopales) se presentan glóquidas o aguates.


Lophophora williamsii especie de cactus que carece de espinas.

Opuntia microdasys opuntia que presenta glóquidas.


     Muchas veces se presentan dos tipos de espinas en una misma areola: las espinas radiales, que son generalmente más delgadas y numerosas y las espinas centrales que son más gruesas y extensas (e.g. Ferocactus latispinus).


Ferocactus latispinus, presenta espina central y radiales.
     Las espinas son órganos de protección y sombra ayudando a la planta a retener el agua de rocío que sobre las espinas se condensa y le brindan un escudo contra animales que puedan alimentarse de su tallo.