Las hojas modificadas, mejor conocidas como espinas, son uno de los aspectos más distintivos y sobresaliente para la mayoría de las especies pertenecientes a la familia Cactaceae.
Las espinas se originan en las areolas de los cactus, que son regiones meristemáticas (sitios con crecimiento celular activo), estas regiones son claramente visibles y tienen generalmente colores claros, en la siguiente imagen se ilustra un ejemplo de lo anterior en la especie Ferocactus glaucescens.
| Las areolas de los cactus son regiones meristemáticas de donde surgen las espinas. |
Las espinas presentan diferentes formas y tamaños que pueden ser desde finas como agujas, hasta muy gruesas, cilíndricas, aplanadas, rectas, curvas o retorcidas, sus tamaños también son muy variables las cuales van desde 1 mm de longitud hasta los 30 cm. En la siguiente imagen se ilustran las diferentes formas que pueden tener las espinas de los cactus.
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| Formas de las espinas de los cactus. |
Algunas espinas están cubiertas por una vaina papirácea, completa o incompleta, de origen epidermico (e.g. Cylindropuntia tunicata).
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| Cylindropuntia tunicata presenta espinas con vaina papirácea. |
Algunas especies, como el caso del peyote (Lophophora williamsii) carecen de espinas en las areolas, mientras que en otras como las especies de opuntias (nopales) se presentan glóquidas o aguates.
| Lophophora williamsii especie de cactus que carece de espinas. |
| Opuntia microdasys opuntia que presenta glóquidas. |
Muchas veces se presentan dos tipos de espinas en una misma areola: las espinas radiales, que son generalmente más delgadas y numerosas y las espinas centrales que son más gruesas y extensas (e.g. Ferocactus latispinus).
Las espinas son órganos de protección y sombra ayudando a la planta a retener el agua de rocío que sobre las espinas se condensa y le brindan un escudo contra animales que puedan alimentarse de su tallo.

